A medida que las restricciones se relajan, muchas personas disfrutan una vuelta progresiva a la cotidianidad y esperan con ansia la vuelta de la oferta del ocio y cultura, pero para otras tener que retomar sus vidas resulta ansiógeno, especialmente en lo relativo a interactuar con los demás.
La recomendación de evitar el contacto presencial fue bien acogida por muchas personas con ansiedad social, a quienes las interacciones sociales resultan estresantes por sistema. Este mismo alivio puede estar contribuyendo a una mayor ansiedad anticipatoria ahora.
No es extraño experimentar emociones ambivalentes hacia el retorno a la normalidad. Sucede incluso en personas que nunca antes se habían sentido particularmente ansiosas. Llevamos meses viviendo en un estado de incertidumbre elevado y, en consecuencia, de estrés sostenido. En mayor o menos medida, todos nos hemos sentido cansados, irritables, frustrados o desilusionados.
La naturaleza de la pandemia nos ha forzado a adoptar un rol pasivo; a quedarnos en casa, a salir sólo para lo esencial, sin nada específico que hacer para proteger la sensación de control sobre nuestras vidas. No es sorprendente que algunas personas prefieran seguir refugiándose en la seguridad de su hogar, donde quizás sienten que tienen un mayor control sobre su entorno. Además, a pesar de los inconvenientes de vivir en cuarentena, la experiencia del confinamiento ha comportado algunos beneficios inesperados, como la desaparición de la presión por socializar.
Aunque recuperar la estructura en nuestros días en general ayuda, es de esperar que estas emociones no desaparezca de la noche a la mañana.
Al reanudar nuestras rutinas, pretender que la ansiedad no existe o intentar forzar una transición rápida no nos va a ayudar. Minimizar las emociones las vuelve más difícil de manejar. En su lugar, podemos aceptar que es normal que estas emociones nos sigan acompañando durante algún tiempo y escoger retomar nuestra vida a pesar de ellas.
Adaptarse a la nueva normalidad no es una transición fácil. Puede que incluso echemos de menos algunas cosas, pero es importante volver a reengancharnos a la vida, y seguir evolucionando, llevando a la práctica lo aprendido en este tiempo.
Si te está resultando difícil adaptarte a la nueva normalidad, la psicoterapia puede ayudarte a sentirte unido con otras personas y disfrutar de la vida que quieres, sin que la ansiedad o el desánimo sean un obstáculo.
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